
En esta película también nos encontramos con un joven Antonio Banderas, casi irreconocible, nada que ver con su trabajo más grande en la trilogía mejicana.
La trama engancha. Receurda un poco al típico cine de Alex de la Iglesia, con sus argumentos enrevesados que terminan en asesinato o problemas mentales. La única diferencia es que aquí no muere nadie.
A criticar, me choca un poco las apriencias de los actores, sus edades y el por qué de sus relaciones. Es algo complicado.
Momento idóneo para ver la película: Se puede ver después de comer, a la hora de la siesta. Aunque aviso que con esta película no se puede dormir uno.
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