lunes, 19 de septiembre de 2011

Blade Runner



"Yo... he visto cosas que vosotros no creeríais: Atacar naves en llamas más allá de Orión. He visto rayos C brillar en la oscuridad cerca de la Puerta de Tannhäuser. Todos esos momentos se perderán... en el tiempo... como lágrimas en la lluvia. Es hora de morir"
- Roy Batty -


Cuando un ojo cazador se asoma en la más sucia de las esquinas, un led rojo le devuelve vehemente la mirada. Ese led es la presa que aguarda inquieto a que un arma lo desintegre y acabe diluyendo por siempre su conexión. Pero lo que el cazador no sabe, es que el led también le está acechando.

Como el famoso comentario de Friedrich Nietzsche:

“Cuando miras fijamente al abismo, el abismo te devuelve la mirada”

Blade Runner es uno de los pocos clásicos que puede presumir de poder mantenerse fresco y joven. Una película que requiere de un revisionado continuo para poder sacarle todas las sutiles interpretaciones, tanto a sus metáforas visuales como a la de la propia historia. Es una obra completa que siempre trasluce a través de un relato sencillo, que guarda dentro de sí varios posibles desenlaces y aún varias interpretaciones.

Su mayor virtud se subraya en la sencillez de la historia que narra:

A principios del siglo XXI, la Tyrell Corporation desarrolló un nuevo tipo de robot llamado NEXUS, un ser virtualmente idéntico al hombre y conocido como Replicante.

Los Replicantes Nexus 6 eran superiores en fuerza y agilidad, y al menos iguales en inteligencia a los ingenieros genéticos que los crearon.

En el espacio exterior, los replicantes fueron usados como trabajadores-esclavos en la arriesgada exploración y colonización de otros planetas.

Después de una sangrienta rebelión de un equipo de replicantes en una colonia sideral, estos fueron declarados ilegales y condenados a muerte. Brigadas de policía, conocida con el nombre de "unidades Blade Runners", tenían órdenes de matar al ver a cualquier replicante invasor.

A esto no se lo llamó ejecución.
Se lo llamó, "retiro"

Con esa introducción nos metemos en universo que en aquel momento, (En 1982), era la pesadilla futurísta en la que todos entraban: Una distopía que nada tiene que envidiar con 1984, donde la muerte aguarda en cualquier esquina polvorienta.

Negras nubes se agolpan alrededor de un edificio faraónico que despliega más fuego y contaminación, en medio de unas calles étnicas que recuerdan a una mezcla entre la sucia y barriobajera Hong Kong, la cosmopolita Tokio, la hipócrita ciudad de Las Vegas y el legado social de los insanos EEUU. Dicen que esta ciudad se trata de Los Ángeles. Un ojo observará por ese ventanal de contaminación recordándonos el eterno estado policial al que se somete el planeta, haciendo cierta alusión al Gran Hermano de la distopía anteriormente mencionada.

El protagonista es Rick Deckard, uno de los veteranos Blade Runners voluntariamente retirado del servicio. Asqueado de la vida, autodespreciando su propia condición de asesino y funcionario, no tiene más remedio que volver a convertirse en un engranaje más de ese sistema horrible en el que todos tienen que devorarse unos a otros para poder sobrevivir. Deckard es el arquetipo principal del detective desencantado y cínico que no cree en finales felices y que lo único que desea es, enfundado en su gabardina y en medio de una lluvia que arrastra tras de sí radiactividad y suciedad, terminar de pagar su deuda y vivir de algo más noble. (Muy diferente al protagonista de la novela de la cual se basa la película). Con ello revindica su espíritu noir, destilando a través de su dura crítica social y también, del buen uso y retransformación de los arquetipos que trabajan en un inicio, y que evolucionan a distintas concesiones. (Tenemos a la clásica Femme Fatale en la figura de Rachel, el pérfido mafioso enfundado en la cara del empresario Tyrell, el matón en el pendenciero Leon,…) Pero el aspecto clásico de esta historia es sólo un cebo para contar con sutiles metáforas las preocupaciones de una sociedad que aunque se enmarca en un futuro artificial, en aquella época y aún en nuestros tiempos, resultan ser de los más actuales. Hereda también el espíritu filosófico y postmoderno de la novela en la que se basa.

¿Quién soy?

¿A dónde voy?

¿Tengo un alma?

Y el eterno enemigo de todos los seres vivos: El Tiempo y El Miedo.

“Tiempo… el suficiente”
-Roy Batty-

Están en mayúsculas porque estos elementos adquieren tal protagonismo que acaban incluso por convertirse en personajes no convencionales de la historia. Se puede ver y traslucir en una megalópolis oxidada y corroída, maquillada y escondida bajo los bagajes del cromo y el neón. Pero hay zonas donde ese neón está fundido y donde el claro oscuro de esa silueta derruida de los bajos fondos se extiende alrededor de la basura que es la ciudad. Donde se mezcla ingeniería genética y transformismo en un mundo en el que ya no hay nada que no sea artificial.

Deckard debe retirar (obsérvese el eufemismo de una sociedad tan hipócrita que pretende deshumanizar sus acciones más cruentas) a cuatro replicantes que han venido a la Tierra, y cuyo objetivo se encuentra velado en el más absoluto de los misterios. El protagonista es intrigante, resulta mesurado en cada uno de sus gestos y restalla como un personaje que acaba por salirse de su guión personal, pero sin duda el más interesante de todos ellos es su Némesis, Roy Batty, el poeta melancólico que luchará por su vida. Una amalgama en la que el cazador se convertirá en presa, y la presa, a causa del miedo, se transformará en cazador. Como dice Leon, uno de los replicantes:

“No es bueno vivir con miedo ¿Eh?”

O más explícitamente por parte de Roy Batty:

"Es toda una experiencia vivir con miedo, ¿verdad? Eso es lo que significa ser un esclavo." 

Pero lo más intrigante son las grandes preguntas que esconde, el misterio que trae sobre el origen de su protagonista (Que puede ser aumentado si se ven las diferentes versiones de esta película, con un añadido que además, implica la ampliación de preguntas y la resolución de algunas respuestas)

Película que en su momento no tuvo el éxito que se merecía, pero que con el tiempo ha ganado la partida (Gran ironía ese hecho, dado que habla de la inevitabilidad del paso del tiempo entre otras cosas)  Y que marcó una nueva moda en los ochenta ya que antes, las producciones futuristas resultaban ser más optimistas y menos críticas. Y sobre todo: El punto que condicionó el nacimiento del Cyberpunk.

Términos para entender el artículo:



Momento idóneo para ver la película: Es lo bueno que trae. Tiene dos formas de visibilidad: Una ligera que es la que atrapa una historia sencilla y bien contada, la cual se miraría una noche antes de dormir y otra más compleja, la que trae en un momento de reflexión y quizás, de crecimiento personal. Que se miraría cuando alguien empieza a hacerse preguntas.

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